domingo, 28 de febrero de 2010

LAS HORAS FELICES

Aprovechar las horas felices, cuando todo marcha viento en popa, es cargar las pilas para afrontar situaciones menos agradables que nos quitan muchas energias y tienden a ponernos de mal humor.

El sólo recuerdo de esas horas, ya es una ayuda para seguir adelante en las adversidades.
En una entrada anterior, ya hablé de este tema tan conectado con el ahorro, para no dilapidar en cuestiones menores nuestra energia acumulada. Pero, cómo saber si una cuestion es menor o no? ahí reside muchas veces el "quid" de la cuestión.
Ultimamente no hay demasiados motivos para la alegria provinentes del exterior, por tanto habrá que echar mano de los recursos almacenados en nuestra "despensa anímica" y recabar nuevos alicientes provinentes de las pequeñas cosas cotidianas que puedan ser positivas para nosotros.

Por ejemplo admirar el milagro que cada año se renueva con la primavera, ver que hemos logrado dominar nuestro díscolo ordenador que pretende ir por libre y que por fin nos sirve fielmente, aprender nuevos conocimientos que nos parecian inaccesibles, compartir alegria y optimismo con nuestros seres más queridos, contemplar en silencio los paisajes de algún lugar muy querido en buena compañía, escuchar música, leer poemas u otros textos interesantes, escribir en el blog, o en un papel nuestras impresiones ante la belleza que nos atrae especialmente por uno u otro motivo.

jueves, 25 de febrero de 2010

FRÁGILES CRIATURAS VIRTUALES

Conozco Andalucia, y he visitado en alguna ocasión las cuevas donde viven muy a gusto algunos ciudadanos, con ventajas ciertamente importantes desde el punto de vista de gasto energético. La arcilla es un material que aisla perfectamente del frio y el calor, no hay más que excavar un espacio en ella, para tener un habitáculo a medida para vivir, las Cuevas de Almanzora en Almeria podrian ser una buen ejemplo.
Estos últimos dias las lluvias persistentes han destrozado muchas de estas casas, sobretodo en Jerez, donde quizá el terreno escogido estaba poco consolidado, o debajo de cursos de agua intermitentes que han puesto en peligro la vida de personas. Deseo de todo corazón que esta desgracia no impida que se siga construyendo de esta forma ancestral, en lugares que lo permitan con cierta seguridad, es una forma de luchar contra el ladrillo y el hormigón que tantos quebraderos de cabeza económicos ha ocasionado en nuestro país, mucho peores en todo caso, que esta opción por materiales sencillos, pero "honrados".
En nuestra loca carrera por el consumo, hemos olvidado muchas sanas costumbres en las formas de vivir sencillas, por ejemplo en las casas de campo, donde el reciclaje era asumido de forma natural , sin necesidad de contenedores que afean nuestras calles y estorban el paso de los viandantes.
Hace tiempo que vamos de mal en peor, gastando fortunas en implementar servicios que nunca antes de la fiebre consumista habíamos necesitado: verdaderos imperios del residuo urbano, con sus grandes depósitos para toda clase de materiales.
Las ciudades, son agrupaciones humanas muy poco ecológicas, sus residuos y la necesidad constante de limpiar calles, plazas y parques, se multiplican exponencialmente; la única ventaja es que proporcionan puestos de trabajo a muchas personas y que fomentan el turismo de gentes que admiran lo reluciente, lo nuevo, lo limpio, lo moderno, y pagan a gusto para recrearse en una sociedad sin raices en la tierra, comunidades sobre asfalto y hormigón, comunidades un tanto virtuales, sin referentes auténticos en el terreno que pisan.
Aquella anécdota del niño que dibuja un pollo al ast, perqué nunca lo ha visto en vivo y en directo, sería un poco la anéctota que subrayaria lo que intento describir: unas frágiles criaturas virtuales, en un medio que no es el que les pertoca como especie pariente de un primate: el chimpancé, con el que compartimos más del 80 % de nuestro genoma humano.